Mientras que una gran cantidad de refugiados huye de los disturbios en Burundi y cruza la frontera hacia Tanzania, su país vecino, el sobrepoblado campo de refugiados de Nyarugusu “ha alcanzado un punto de quiebre”, dice la organización Médecins Sas Frontières/Médicos Sin Fronteras (MSF). Con el flujo de gente, la capacidad de respuesta de los servicios está sobrepasada y las organizaciones de ayuda están luchando para brindar a los refugiados comida y agua suficiente, refugio y atención médica.
Mientras que una gran cantidad de refugiados huye de los disturbios en Burundi y cruza la frontera hacia Tanzania, su país vecino, el sobrepoblado campo de refugiados de Nyarugusu “ha alcanzado un punto de quiebre”, dice la organización Médecins Sas Frontières/Médicos Sin Fronteras (MSF). Con el flujo de gente, la capacidad de respuesta de los servicios está sobrepasada y las organizaciones de ayuda están luchando para brindar a los refugiados comida y agua suficiente, refugio y atención médica.
Diariamente, más de 1,000 personas están cruzando la boscosa frontera entre Burundi y Tanzania. Muchos viajan en la seguridad de la oscuridad, a pie y sin pertenencia alguna. Actualmente, unos 78,000 burundeses están refugiándose en el campo de Nyarugusu, junto a unos 64,000 refugiados congoleños que han estado en el lugar desde 1997, cuando se instaló el campo para recibir a un máximo de 50,000 refugiados que huían de la guerra civil en la República Democrática del Congo.
La gente está viviendo durante meses en refugios masivos que fueron creados como áreas de tránsito mientras esperan por una tienda. Nuestros equipos han visto a más de 200 personas refugiadas en una sóla tienda de tan sólo 8×22 metros, menos de un metro cuadrado de espacio por persona.
En mayo, MSF instaló un centro de tratamiento para el cólera en el campo tras un brote de esta enfermedad transmitida por el agua. Desde entonces, los equipos de MSF han vacunado a más de 107,000 personas contra el cólera y están distribuyendo más de 270,000 litros de agua potable diariamente en cinco sitios del campamento.
Junto a la Cruz Roja de Tanzania, los equipos de MSF también están administrando clínicas móviles para brindar a los refugiados atención médica básica y referir los casos más severos a un hospital. Los males más comunes son la malaria, diarrea e infecciones del tracto respiratorio, mismas que son causadas por las frías noches y el siempre presente polvo.
En el campo del hospital, administrado por la Cruz Roja de Tanzania, un equipo de MSF está a cargo de un centro de alimentación terapéutica para niños que sufren de malnutrición severa con complicaciones, con capacidad para atender hasta a 30 pacientes internados
Los refugiados necesitan desesperadamenta que les brinden nuevas áreas para poder establecerse, ademñás de acceso a los servicios básicos para que puedan vivir vidas más dignas.