Hameedd Khalaf Ahmed tiene 64 años. Es de Ramadi, al norte de Bagdad.
Dejó su ciudad natal para buscar refugio en Bagdad cuando el Estado Islámico (EI) tomó el control. Es uno de los más de 3,2 millones de iraquíes desplazados dentro del país.
Hameed es un agricultor y padre de diez hijos que tenía un poco de tierra en el pueblo de Al Hamadeya, en las afueras de Ramadi. Su esposa tenía una tienda en el pueblo.
El 5 de agosto de 2014, cuando el EI atacó Al Hamadeya, huyó con su familia a Al Malaab, un pueblo cercano a pocos kilómetros de Ramadi. Se instaló en una casa que su primo arregló para él y vivió allí durante unos meses.
Finalmente, Al Hamadeya también cayó en manos del EI y el 17 de marzo de 2015 Hameed se vio obligado a huir de nuevo, esta vez en dirección a Abu Ghraib, un distrito al oeste de Bagdad.
Toda la familia huyó, a excepción de una de las hijas de Hameed, Afaq, que se quedó con su marido. La casa de Afaq se vio afectada por los ataques aéreos y murieron nueve miembros de la familia, incluido su esposo.
Huir a través de aldeas controladas por el EI no fue fácil para alguien que lo había perdido todo.
En Abu Ghraib, Hameed sigue adelante gracias a las limosnas de los vecinos y a las organizaciones benéficas locales. Está traumatizado por la violencia que presenció y espera regresar a su casa y recuperar su tierra en Ramadi. "No tenemos lazos aquí en Bagdad. ¿Por qué debería quedarme? Allí tengo parientes, amigos y mi hermana. Yo preferiría volver a Ramadi".
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