Irak: Vacunamos a más de 42,000 niños contra el sarampión en los campos de desplazados en Qayyarah

Tras el reciente descubrimiento de casos sospechosos de sarampión en campos para personas internamente desplazadas en Qayyarah vacunamos, en colaboración con el Departamento de Salud de Qayyarah, a más de 42,000 niños y adolescentes contra el virus potencialmente mortal.

Tras el reciente descubrimiento de casos sospechosos de sarampión en campos para personas internamente desplazadas en Qayyarah, la organización médica humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF), en colaboración con el Departamento de Salud de Qayyarah, vacunó a más de 42,000 niños y adolescentes contra el virus potencialmente mortal.
 
La campaña de vacunación se realizó en los ocho campos de Qayyarah, conocidos como Airstrip, Jed'ah 1-6 y Haj Ali, entre el 30 de marzo y el 2 de mayo.
 
El sarampión es un virus extremadamente contagioso que normalmente se transmite a través de los estornudos y la tos; y puede propagarse devastadoramente rápido en áreas sobrepobladas como los campos para personas internamente desplazadas. Afecta principalmente a los niños, en especial a los menores de cinco años, y puede ser fatal para quienes sufren complicaciones y no reciben tratamiento oportuno.
 
"En la provincia de Nínive, el programa nacional de vacunación lleva interrumpido algunos años debido al conflicto, al desplazamiento masivo entre la población y las dificultades para obtener vacunas", dijo Lilian Akoth-Otieno, líder del equipo médico de MSF en Qayyarah. "Esto ha provocado que miles de niños y adolescentes en todo el norte de Irak corran el riesgo de contraer enfermedades fácilmente prevenibles, no solo el sarampión".
 
MSF capacitó a 70 personas del campo y de la comunidad para realizar la campaña, incluyendo a enfermeras y personal adicional para preparar las vacunas, registrar a los niños, garantizar que la multitud estuviera bien organizada, gestionar la logística y alentar a la comunidad a asistir a la vacunación. Estas personas fueron divididas en cuatro equipos.
 
"Las comunidades que viven en los campos eran absolutamente esenciales para el éxito de la campaña", continuó Akoth-Otieno. "Trabajaron mano a mano con los trabajadores de salud comunitarios de MSF para garantizar que todos cooperaran con nuestros equipos y, lo más importante, llevaron a sus hijos a vacunarse contra el sarampión".
 
"Aunque ya se completó la campaña de vacunación en los campos de Qayyarah, es importante monitorear detenidamente las tasas de cobertura de vacunación entre los afectados por la guerra y el desplazamiento en el norte de Irak para evitar nuevos brotes de sarampión y otras enfermedades", concluyó Juan Prieto, jefe de misión de MSF en Irak.
 

Ali es un trabajador de salud comunitario de MSF en los campos para personas internamente desplazadas en Qayyarah, Irak.

 
"No hay duda de que la vida fue difícil bajo el control del Estado Islámico (EI). Hubo muchas carencias. No teníamos electricidad, cobertura telefónica y no había trabajo. También había una escasez de atención médica y de vacunas. Fue muy caótico. No tuve más remedio que irme de Qayyarah. Regresé cuando la situación se estabilizó en 2016 y comencé a trabajar con MSF en los campos que rodean Qayarrah en agosto de 2017. 
 
Algunos niños con sarampión, de los campos y pueblos cercanos a Qayarrah, fueron admitidos en nuestras clínicas en marzo de este año. Sabíamos que teníamos que actuar, pues el sarampión es una enfermedad grave y puede ser fatal. Entonces, dadas las condiciones dentro de estos campos, donde las tiendas de campaña están muy juntas y muchas personas viven en un espacio pequeño, MSF trabajó con el Departamento de Salud de Qayyarah para organizar rápidamente una campaña de vacunación para intentar detener la propagación de la enfermedad y proteger a quienes no pudieron vacunarse durante los años de control de EI, o desde que fueron desplazados de sus hogares debido al conflicto.
 
Como jefe de los trabajadores de salud comunitarios, mi función era coordinar la educación de las personas sobre el sarampión, informarles sobre la campaña de vacunación en el campo y alentar a todos a vacunarse. Algunas personas estaban reacias a venir, especialmente a las adolescentes. Pensaron que eran demasiado grandes y algunas se sentían tímidas porque no querían que un enfermero los vacunara y les mirara los hombros. Nuestro trabajo era educarlos sobre los beneficios de la vacunación tanto en niños pequeños como en adolescentes de hasta 15 años. También nos aseguramos de que las personas entendieran que teníamos personal femenino listo para vacunar a las niñas en espacios privados donde se sentirían más cómodas. 
 
Al ser trabajadores de salud comunitarios, colaboramos estrechamente con las familias que viven en los campos y comprendemos sus necesidades. Más allá de la vacunación, necesitan educación sanitaria para detener la propagación de enfermedades contagiosas como la varicela y la sarna. También hay necesidades de atención en salud mental. Casi todas las personas dentro del campamento necesitan apoyo en salud mental, porque han pasado por un momento terrible y la vida en el campo en sí misma está llena de dificultades.
 
 
También hay necesidades en los pueblos fuera de los campos. Vivo en uno de estos pueblos y sé que nuestra comunidad comparte algunas de las mismas dificultades que las personas dentro de los campos para personas internamente desplazadas. Hemos sufrido la misma escasez en términos de atención médica y vacunación".

 

21 de mayo de 2018

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