Italia: “Lo privaron de su derecho a ser niño”

Durante su trabajo proporcionando apoyo psicológico a refugiados y migrantes recién llegados a los centros de recepción de emergencia en ltalia, Aurelia Barbieri (psicóloga de MSF), conoció a un niño que fue gravemente defraudado por el sistema.

A lo largo de su trabajo proporcionando apoyo psicológico a refugiados y migrantes recién llegados a los centros de recepción de emergencia en la provincia siciliana de Ragusa, la psicóloga de Médicos Sin Fronteras (MSF), Aurelia Barbieri, conoció a un niño que fue gravemente defraudado por el sistema.
 
“Conocí al niño por primera vez a principios de septiembre. Un trabajador social me refirió su caso en el centro de recepción de emergencia ya que no había ningún psicólogo trabajando allí en ese momento. Me dijeron que estaba perturbado y que claramente estaba sufriendo. Era el único que hablaba francés en un centro donde el lenguaje común era el inglés.
 
Inmediatamente se podía notar que era más joven que la edad que había dado en su llegada a Italia. Siendo sólo un niño, estaba viviendo en un centro de recepción rodeado de hombres. Más tarde, me confesó que había falsificado su edad por miedo a ser llevado a prisión.
 
Unas semanas más tarde -y cuatro meses después de su llegada a Italia- declaró su verdadera fecha de nacimiento durante una entrevista sobre su solicitud de asilo con la Comisión Local. Ante esta nueva información, las autoridades decidieron reconsiderar su caso y encontrar un asesor legal que pudiera ayudarlo a través del proceso.
Por mi parte, escribí un informe sobre el estado mental del niño, destacando los claros signos de trastorno de estrés postraumático (TEPT), incluyendo persistentes dolores de cabeza, problemas de memoria, insomnio, apatía y pensamientos intrusivos; incluso si durante meses nadie los había notado.
 
En los meses siguientes, su salud mental tomó un giro gradual, pero para peor. Esto se debió al contexto de aislamiento en el que fue forzado a vivir, donde era muy difícil para él comunicarse con los demás. Además, la ausencia de cualquier actividad posible tuvo un gran impacto en su estado de ánimo; el tiempo pasaba y el no recibía novedades sobre otra entrevista o noticias sobre su asesor legal. Recibir una respuesta a su solicitud de asilo parecía cada vez menos probable.
 
La situación se agravó a causa de varios episodios de violencia en el centro de recepción, por lo que luego los trabajadores se mantuvieron sin tener contacto con los migrantes y refugiados. El niño fue obligado a vivir lejos del resto del mundo, en un ambiente nocivo sin servicios básicos y totalmente abandonado a su suerte.
 
Referí su caso a las autoridades locales y contacté a su asesor legal y a los servicios sociales. Pero aun así pasaron meses antes de que finalmente lo llamaran para la entrevista. Con el tiempo, un año después de su llegada a Italia, fue trasladado a un centro SPRAR, momento para el cual había cumplido los 18 años de edad y ya era oficialmente un adulto.
 
¿Por qué cuento esta historia? Para mostrar cómo este niño estuvo totalmente privado de su derecho a ser menor y de todos aquellos derechos concedidos a los niños, según lo establecido en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. No sólo el derecho a la protección, sino también el derecho a la salud, el derecho a la educación y el derecho a asistir a la escuela. A este niño nunca se le brindó un sitio seguro para vivir; en su lugar, pasó un año en un centro para adultos, donde la violencia y los problemas de seguridad estaban a la orden del día. Durante el tiempo que estuvo allí, le fue imposible socializar -por motivos lingüísticos, pero también debido a su edad y a las diferencias culturales. El aislamiento que experimentó en este entorno agravó aún más su perturbado estado mental.
 
El niño es ahora un adulto -un adulto que no ha tenido acceso a los servicios de salud mental o a cualquiera de los derechos y a las oportunidades que un menor debe tener; un adulto privado de asesoramiento y protección que legítimamente le correspondían.
 

5 de diciembre de 2025

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