Durante tres semanas de octubre, las actividades militares israelíes en el norte de Cisjordania impidieron que los pacientes llegaran a las clínicas de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el área, en una situación que ejemplifica las formas tanto mundanas como extremas en las que la población palestina ve obstaculizada su capacidad de acceso a la atención médica.
Entre el 12 de octubre y el 3 de noviembre, Nablus, una ciudad en el norte de Cisjordania donde Médicos Sin Fronteras gestionamos una clínica de salud mental, quedó rodeada de puestos de control activos como parte de una intervención militar israelí.
Estas restricciones de movimiento hicieron que los pacientes que necesitaban llegar a nuestras instalaciones desde los pueblos de los alrededores tuvieran que pasar horas esperando en filas, sin garantía de que se les permitiera acceder a la ciudad o tomar largas rutas alternativas con un costo adicional.

Como resultado, más de 85 citas en nuestra clínica de salud mental se perdieron o se cancelaron durante este periodo, causando graves alteraciones en los horarios de tratamiento de pacientes, que ya están experimentando una angustia psicosocial de moderada a grave.
Además, un aumento de los enfrentamientos entre los colonos israelíes y los palestinos en la zona nos obligó a cancelar los traslados del personal a la clínica de salud mental de Qalqilya, una extensión del proyecto de Naplusa, y a cancelar las citas por motivos de seguridad. El resultado de todo esto es que a los pacientes con necesidades de salud mental se les negó el acceso a la atención que tanto necesitan. Aunque el acceso se ha restablecido desde entonces, lo repentino e imprevisible del suceso hace que las y los pacientes y el personal no sepan cuándo, cómo o si se producirá una próxima interrupción.
Los cierres de carreteras impuestos por las recientes operaciones de seguridad israelíes son solo el último episodio de un aumento de la violencia en Cisjordania este año. Según cifras de la ONU a mediados de octubre, “con al menos 105 palestinos, incluyendo 26 niños, asesinados por las fuerzas israelíes, 2022 ha sido el año más mortífero desde 2006, en promedio mensual, para la población palestina que reside en la Cisjordania ocupada, incluyendo Jerusalén Oriental. El promedio mensual de muertes palestinas ha aumentado en un 57 por ciento en comparación con el año pasado. Catorce israelíes y tres extranjeros han sido asesinados por palestinos de Cisjordania en 2022”.
El impacto de los cierres en Nablus en el acceso a la atención sanitaria para los palestinos fue demasiado claro para el personal de MSF en la clínica. Sonia, una trabajadora social dice, “muchos pacientes cancelaron o pospusieron sus citas porque simplemente no podían venir, debido a los puestos de control o a la violencia de los colonos en las carreteras. Y como trabajadora social, necesito ver al paciente cara a cara y evaluar su entorno, por lo que a menudo hago visitas a domicilio, pero muchas de mis visitas también se cancelaron por las mismas razones”.
Sonia también tiene dificultades para acudir a las citas en la clínica. “Mis pacientes estaban muy estresados por la situación; incluso yo estaba muy estresada. Querían continuar con su tratamiento de salud mental, pero no pudieron”.
Abdelrahman, un médico de MSF que brinda consultas psiquiátricas y medicamentos para pacientes en la clínica de Nablus, dice que a uno de sus pacientes, cuyo viaje a la clínica requiere cruzar dos puntos de control, se le negó el acceso a Nablus en múltiples ocasiones mientras intentaba llegar a la clínica.
Este paciente, que necesitaba una reposición de recetas y una consulta para cambiar su medicación, finalmente pudo acceder a la clínica después de tres semanas de intentos fallidos, lo que le implicó varias horas en el transporte y lejos de su rutina diaria.
Esto es típico de la situación actual, dice el Dr. Abdelrahman, y es un recordatorio de la importancia que tiene para él tener un plan de emergencia para garantizar que sus pacientes reciban sus medicamentos psiquiátricos en el caso probable de que ocurra una situación similar.
En nuestra clínica en Nablus, el Dr. Abdelrahman trata a pacientes que presentan malestares psicosociales de moderado a severo, lo que significa que ya enfrentan un deterioro significativo en su vida cotidiana. Señala que este tipo de cierres e interrupciones, así como la sensación de inseguridad siempre presente en la ciudad, han actuado como factores estresantes adicionales para sus pacientes. Reflexionando sobre las ramificaciones de este período prolongado de incertidumbre y violencia, predice “consecuencias a largo plazo que son difíciles de medir”.