“Nuestro propio personal ha tenido que reunir a sus familias y huir”

A 5 años de que comenzara el conflicto en Siria, le damos voz a los refugiados que ha dejado esta guerra. Hoy es el turno de Suar.

Ahmed, un sirio de 26 años, es el administrador de la farmacia de MSF en Kilis, Turquía. Actualmente trabaja en el programa de donación de MSF, que proporciona medicamentos y suministros médicos a más de 15 hospitales y centros de salud dentro de Siria, y distribuye productos de primera necesidad a los desplazados internos atrapados en el conflicto. Él, que cruza la frontera todos los días, se enfrenta a la angustia de aquellos que tratan de huir de Siria.
 
"Hay decenas de miles de personas que se han desplazado desde sus pueblos hacia la frontera, y algunos se han asentado cerca de nuestro hospital en Al Salamah. Estas personas no tienen un lugar donde dormir: la primera noche, muchos han dormido en la calle. No tienen ningún acceso a servicios sanitarios o agua limpia. No están recibiendo ningún apoyo en absoluto.
 
Nuestros propios empleados han tenido que reunir a sus familias y dejar sus pueblos, uniéndose a las miles de personas que se han desplazado hacia la frontera turca. Cerca de cincuenta de nuestros colegas y sus familias han tenido que huir, y se han asentado temporalmente en Al Salamah o se han instalado en tiendas de campaña en un campamento en la frontera. El primer día tuvimos que reducir las actividades del hospital, debido a la gran cantidad de personas que llegaban en busca de apoyo.
 
No puedo dar una estimación de cuántas personas están huyendo. Ese primer día había por lo menos 500 familias en la puerta principal de la frontera – pero esas son sólo las que pude ver. He oído que hay muchas, muchas más personas en los pasos fronterizos no oficiales.
 
Ayer hablé con algunas de las personas desplazadas acerca de lo que necesitan en términos de asistencia. "No hemos venido para quedarnos en una tienda de campaña," me dijeron. "Sólo queremos entrar en Turquía." No cuentan con ninguna atención médica, no tienen refugios adecuados. No tenían suficientes tiendas de campaña, y las que tenían no pudieron ser distribuidas lo suficientemente rápido como para hacer frente al número de nuevas llegadas.
 
En el hospital MSF en Al Salamah, una gran cantidad del personal que normalmente trabaja en la farmacia ahora está desarrollando actividades de logística – llevar medicamentos y suministros médicos desde el punto A al punto B – porque eso es lo que se necesita ahora.
 
Hace una semana completamos una ronda de donaciones en la ciudad de Alepo, en la que donamos suministros suficientes para tres meses a cinco centros de salud, cinco puestos de primeros auxilios, así como a 10 hospitales en Alepo y otros cinco en la zona rural. Afortunadamente, logramos hacerlo antes de que la carretera fuera bloqueada.
 
Los guardias fronterizos tienen una lista de personal médico, y les permiten pasar, lo cual es positivo. Así es como somos capaces de llevar ayuda médica a aquellos que la necesitan en el lado sirio.
 
Sé que somos un blanco. Los hospitales y los trabajadores de salud somos la primera línea de los ataques, solamente porque estamos tratando de mantener con vida a las personas. Yo mismo he sobrevivido a varios ataques contra instalaciones médicas. Como aquella vez en que un helicóptero dejó caer cinco bombas de barril en el hospital en el que me encontraba en Fafeen, al norte de Alepo. 
 
El personal y los pacientes corrían en todas las direcciones, sin saber a dónde ir. En ese momento, la posibilidad de ser alcanzados por un impacto dependía sólo de la casualidad. Pero si alguna vez saliéramos de Siria, estaríamos huyendo de nuestras obligaciones de ayudar a estas personas y de mis deberes para con mi pueblo."
 

26 de marzo de 2016

Compartir

Conoce más

Relacionado
Relacionado
Relacionado
Relacionado