Por el Dr. Mohamed Bashir, integrante del personal local de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Sudán.
Soy el Dr. Mohamed Bashir, ex coordinador médico adjunto de MSF en Sudán. Hace un tiempo escribí una reflexión, Las Manos Sanadoras de Sudán, en la que compartí mi experiencia directa de la guerra civil, no solo como humanitario médico, sino también como sudanés.
Todavía estoy con MSF, pero ahora en una misión en Sudán del Sur, al otro lado de la frontera de mi hogar. Aunque estoy físicamente lejos, los efectos de la guerra están siempre presentes, arrastrándome de vuelta con cada actualización de noticias mientras comparo la devastación que escucho con los titulares globales que apenas parecen notarlo.
Do you remember me? I am Dr Mohamed Bashir, MSF’s former deputy medical coordinator in Sudan. I once wrote a reflection, The Healing Hands of Sudan, in which I shared my firsthand experience of the civil war—not only as a medical humanitarian but as a Sudanese person.
I’m still with MSF, but now on an assignment in South Sudan, across the border from home. Although I’m physically far away, the effects of the war are ever-present, pulling me back with every news update as I compare the devastation that I hear of with the global news headlines that seem to barely notice.
Sudan and its suffering people have slipped down the world’s list of priorities—forgotten by the media, neglected by political will, and overlooked by the humanitarian donor institutions that should be putting this catastrophe front and centre. I ask myself: What can I do as an individual? My resolve is clear—I will continue to support those crushed by this brutal war.
Here in Twic County in South Sudan, many of our patients are South Sudanese returnees who have been displaced twice in about a decade. Thousands of Sudanese refugees have also crossed into different parts of South Sudan, scattered in host communities or crowded into refugee camps.
Sudán y su gente sufriente han quedado relegados en la lista de prioridades del mundo: olvidados por los medios, descuidados por la voluntad política y pasados por alto por las instituciones humanitarias que deberían poner esta catástrofe en el centro. Me pregunto: ¿Qué puedo hacer yo como individuo? Mi determinación es clara: seguiré apoyando a los aplastados por esta brutal guerra.
Aquí, en el condado de Twic, en Sudán del Sur, muchos de nuestros pacientes son sudaneses del sur que han sido desplazados dos veces en una década. Miles de refugiados sudaneses también han cruzado a diferentes partes de Sudán del Sur, dispersos en comunidades de acogida o hacinados en campamentos de refugiados.
Conozco este dolor
Esta guerra sigue atormentándonos, separando familias. Aquellos que huyen de Sudán comparten las mismas historias de pérdida, incertidumbre y la esperanza menguante de paz. Conozco demasiado bien este dolor. Las fronteras internas y las líneas de frente controladas por las partes en conflicto han dividido un país donde se pierden vidas, se destruyen hogares y se aniquilan medios de vida.
En cuanto a la gente, nosotros, nos quedamos solos.
Mi familia escapó de Jartum, entre los millones de desplazados, no una, sino varias veces en solo 18 meses. Dejaron todo atrás, sin un camino claro para sobrevivir y con poca atención del mundo. Aún estamos sufriendo por la desaparición de un familiar mío, un civil secuestrado de su hogar por un grupo armado hace más de 10 meses. No tenemos noticias, ninguna información sobre su salud ni si alguna vez será liberado.
Incluso para aquellos que logran escapar de la violencia o reunirse después de una separación, surgen nuevos desafíos: inundaciones, brotes de enfermedades, todo bajo un sistema de salud colapsado. La mayoría de los hospitales están destruidos. Los que quedan en pie están aislados, sin medicamentos, personal o recursos. Esta privación es deliberada; una cruel táctica de guerra. Sobreviviendo con lo mínimo, la gente ha quedado esperando un milagro, más desplazamientos o, lo peor, la muerte.
No apartes la mirada
A pesar de todo esto, estoy aquí para compartir nuestra resiliencia. Como humanitarios, médicos, logistas y enfermeros, hacemos todo lo posible para apoyar a quienes lo necesitan. Cada pequeño acto importa y cada esfuerzo cuenta.
Esto es exactamente lo que he estado haciendo durante los últimos meses en Twic, como referente médico del proyecto de MSF en el Hospital del Condado de Mayen Abun. El área ya estaba abrumada por las necesidades humanitarias, tras haber presenciado el desplazamiento interno de miles de sudaneses del sur debido a la violencia intercomunal en Agok en 2022. Es un lugar donde el sistema de salud ha colapsado, afectado por la malaria, la hepatitis E y la desnutrición.
El trabajo aquí ofrece una ventana a otra dimensión de la guerra de mi país. Veo de primera mano las terribles condiciones que enfrentan quienes se ven obligados a huir de Sudán. Lo que me sorprende aún más es lo poco visible que sigue siendo esta crisis; apenas se sabe sobre el desplazamiento de los sudaneses hacia Sudán del Sur, Chad y otros países, a pesar de las abrumadoras necesidades de las familias que buscan refugio.
Vivimos en una época de crisis crecientes, tanto provocadas por el hombre como naturales. Las víctimas de las guerras actuales, en diferentes lugares y contextos, son casi imposibles de comprender por lo trágicas que son.
En medio de todo esto, imploro al mundo: No dejes que Sudán desaparezca de tu atención. A veces, parece que a nadie le importa, como si Sudán hubiera sido deliberadamente desplazado por otros problemas. ¿Cuánto más podemos tolerar esta inacción?
Sobre el Dr. Bashir
El Dr. Bashir ha trabajado en varios proyectos de MSF en Sudán, supervisando actividades médicas en los hospitales Umdawanban y Alban Aljadeed, apoyados por MSF en el estado de Jartum. También desempeñó un papel clave en el equipo médico en el campo de refugiados de Um Rakuba en el estado de Al Gedaref, donde MSF realizó 40,000 consultas externas en 2023. Además, se encargó de gestionar emergencias sanitarias, como la respuesta de MSF a un brote de cólera en 2023.
Actualmente, el Dr. Bashir trabaja con MSF en el estado de Warrap, Sudán del Sur, donde nuestros equipos brindan atención integral en el condado de Twic y en la ciudad de Abyei, en varias instalaciones, además de apoyar sitios de manejo integrado de casos comunitarios en campamentos de desplazados. MSF sigue colaborando con el Ministerio de Salud de Sudán del Sur para gestionar actividades quirúrgicas y médicas de emergencia en la única instalación de atención secundaria en el Área Administrativa Especial de Abyei.
Debido a la violencia intercomunal continua en Sudán del Sur y al impacto de la guerra en Sudán, los equipos de MSF en Abyei y Twic están atendiendo un flujo continuo de cirugías relacionadas con la violencia. De enero a junio de 2024, MSF realizó 16,885 consultas de emergencia y 1,914 operaciones quirúrgicas. De estas, 815 pacientes requirieron atención por traumas violentos, incluidas heridas de bala, lesiones por explosiones y apuñalamientos. A pesar de estos esfuerzos, sigue habiendo una escasez significativa de atención hospitalaria en esta región, junto con una capacidad quirúrgica y disponibilidad de quirófanos limitadas.