República Centroafricana: ¿Cómo brindas atención médica en una zona de conflicto?

https://blogs.msf.org/bloggers/dale/central-african-republic-how-we-provide-medical-care-conflict-zone

Los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia han estado en el corazón de Médicos Sin Fronteras (MSF) durante casi 50 años. Pero, ¿cómo se ven en una zona de conflicto? Dale Konunckx lo describe en esta entrada de blog. 
 
DALE KONINCKX 
ANTROPÓLOGO 
 
BÉLGICA 
 
REPÚBLICA CENTROAFRICANA 
 
 
20 de noviembre de 2020 
 
“Los niños están jugando. Eso significa que la situación de seguridad es estable”, me dice mi colega. 
 
Frente a mí hay una docena de niños. Están allí, pero no los veo realmente; la noche está cayendo. Sólo los oigo: algunos imitan el aullido de los perros, otros dos saltan la cuerda, copiando a mi colega que está entrenando en una esquina. 
 
Los chicos intentan luchar entre ellos hasta el suelo y una chica sentada en el regazo de su madre tiene el cabello trenzado de una forma que siempre me impresionará. Estas madres conocen una infinidad de combinaciones de trenzado, parecen tanto concentradas como indiferentes, son precisas, gentiles y bruscas. Y las niñas pequeñas cuyo cabello trabajan a menudo tienen un aspecto distraído. Me intriga. Es como esos chicos peleando por los juegos: me suena a una violencia loca. Siempre me he dicho que son mucho más fuertes y rudos de lo que yo era a su edad. 
 
Me encantan estas reuniones comunitarias. Siempre aprendo miles de cosas 
 
Hablando de fuerza, cerca de donde estoy una niña de unos 10 años saca agua de un pozo. Ella también parece distraída y concentrada a la vez. Con movimientos rápidos, precisos, dominados a la perfección, tira de una cuerda que le permite levantar diez litros de agua. Y como está anudada cada 50 cm, puede hacer esto sin mucho miedo de dejar caer la cuerda y perderla en el fondo del pozo. 
 
El interior 
Hemos hecho cinco horas de viaje en auto y cinco horas en motocicleta entre el monte, la sabana y el bosque.  
 
Lo que llaman el “bosque” es lo que yo habría llamado una“jungla”: tonalidades verde oscuro, muy denso, con monos, hormigas gigantes, árboles retorcidos e incluso montones de bambú tan altos como edificios, torciéndose bajo su propio peso, como papiros, bloqueando nuestro camino aquí y allá, obligándonos a parar y despejar la ruta con machetes.  
 
 
Dale Koninckx / MSF 
En el monte. ¿O es la sabana? 
 
La sabana es lo que yo habría llamado “matorral o monte”: hierba alta amarilla o de un color verde pálido, que se extiende hasta donde alcanza la vista, con pocos árboles plantados aquí y allá, y moscas carnívoras que devoran tu piel en la más mínima pausa. 
 
Al final, el “matorral” es, de hecho, toda la sabana y la jungla juntas, y se extiende por miles de kilómetros. Esta no es la “ciudad”. Este es lugar donde encuentras los pueblos,  el “kodoro” o “el interior”: el campo local. 
 
 
Difícil y extraño 
Estamos a 200 kilómetros de distancia de Bangassou, una ciudad en el sureste de la República Centroafricana, donde nuestro equipo suele tener su base. La pequeña y remota ciudad en que estamos ahora reúne a una población musulmana, católica y fulani. 
 
La reputación del lugar es bastante mala. Es difícil acceder, pues está ocupado por varios grupos armados que controlan los recursos minerales, y tiene un aumento constante de los precios de los alimentos. Hay pocas fuentes de agua no contaminada, y las únicas disponibles son el río o los viejos pozos excavados hace más de veinte años. Además de todo esto, la densidad de la población es mayor que en las otras ciudades, y es poca la tierra que se puede cultivar. 
 
También tuvimos que reunirnos con las autoridades político-militares, en particular con los jefes de los grupos armados… 
 
El contraste con Bangassou es claro: en lugar de tener caminos delimitados por casas, aquí encontramos innumerables cabañas de paja y pequeñas casas apiladas al azar, sin calles, solo hay senderos estrechos. Mi colega centroafricano incluso me dijo, mientras cruzábamos los caminos en una motocicleta: “este lugar es realmente difícil y extraño, no tiene calles definidas, realmente nos perdemos” 
 
Necesidades colosales 
En cuanto a atención sanitaria, existe un único y pequeño centro médico para una población estimada entre 15 y 20,000 personas. Ya no hay ONGs activas aquí, a menos que contemos las aleatorias y raras donaciones de medicamentos hechas por avión o helicóptero. Porque sí, hay una pista de aterrizaje, utilizada por unas pocas ONGs pero en su mayoría son usadas por aviones que transportan oro o diamantes de esta ciudad muy pobre a lugares con mucha riqueza. 
 
La medicina tradicional existe y se basa principalmente en el uso de plantas. Esto ciertamente ayuda a aliviar ciertas enfermedades, pero las necesidades y requerimientos de las personas siguen siendo colosales. En particular en lo que respecta a la salud de las madres y sus hijos e hijas; las vacunaciones e incluso más importante, el acceso a atención de emergencias en casos de una complicación, enfermedades serias o heridas de trauma. 
 
Por eso estamos aquí. Nos quedamos por dos noches y el cronograma es muy apretado. Nuestro objetivo es comenzar la instalación de un sistema de referencia para pacientes que necesitan ir al Hospital de  Bangassou urgentemente. El equipo está formado por dos enfermeras, una logista y dos promotores de la salud, incluyéndome. El objetivo principal de todo el equipo es construir una red de motociclistas a los que se les pagará por llevar a los y las pacientes al hospital que se encuentra a 200 kilómetros de distancia.  
 
¿Por qué no pensar en una red de ambulancias?, te preguntarás. 
 
La respuesta es simple: las ambulancias no pueden pasar por estas carreteras. 
 
Nuestro trabajo  
 
Como nuestras enfermeras capacitan al personal del centro de salud para que sepan cómo estabilizar a los y las pacientes, se dan cuenta de que el nivel de formación del personal aquí es muy bajo. En particular, no hay personal médico y la persona más cualificado suele ser un asistente de enfermería. 
 
Por su parte, la logista debe evaluar las necesidades básicas del centro; acceso a agua, letrinas, la eliminación adecuada de los residuos, electricidad para la cadena de frío, etcétera. 
 
 
 
Dale Koninckx / MSF 
Reunión de equipo 
 
Mientras tanto, mi equipo y yo nos reuniremos, en grupos o individualmente, con los “líderes de la comunidad”. Estos son los jefes de las aldeas, presidentes jóvenes, asociaciones de mujeres o comerciantes, autoridades religiosas, administradores escolares, etcétera. Nos reunimos con ellos para decirles quiénes somos y cómo se organizarán las referencias, pero también para entender lo que las personas están haciendo ahora mismo cuando necesitan atención. 
 
Diversidad 
Me encantan estas reuniones comunitarias. Siempre aprendo miles de cosas. 
 
Este tuvo lugar en una escuela del pueblo, en una habitación con ventanas sin vidrio, con cientos de niños ocupados alrededor. Las escuelas que he visto en África me fascinan. Son las 7:20 am y cuando me bajo de mi moto en medio del vasto patio de recreo, aparece la usual multitud curiosa. No dicen nada, pero hay mucho ruido. Nos miran, pero no hacen preguntas. Detrás de ellos, los adultos corren con palos o cuerdas para ahuyentarles. Acostumbrados, los niños y niñas ríen, gritan, y luego se dispersan a sus juegos mientras esperan el comienzo de las lecciones. 
 
No debe haber armas, incluso cerca del lugar, no hay protección. Es la misma regla para todas las personas… 
 
En la habitación  hace calor. 50 personas adultas están reunidas en los bancos de la escuela y yo me encuentro frente a ellos junto a un colega promotor de la salud, el director de la escuela y el jefe de la ciudad. La diversidad de este grupo es antropológicamente impresionante de observar. Está el presidente de la juventud usando una playera polo rosa, el jefe del barrio con una camiseta multicolor, la representante de mujeres con una falda increíble que combina con una tela envuelta en su cabello. También hay un curandero tradicional que luce docenas de collares de hueso, perla y nuez, e imanes con largas túnicas blancas o grises, con sus sombreros redondos-cuadrados que adoro. Me encanta esta diversidad. 
 
Un paso importante 
Antes de todo esto, también necesitábamos reunirnos con las autoridades político-militares, en particular con los jefes de los grupos armados. Este es un paso importante para la puesta en marcha nuestras actividades porque debemos garantizar tanto la seguridad del equipo como el acceso incondicional de los y las pacientes a nuestros servicios, en pleno cumplimiento de los principios de MSF. 
 
Realmente no tengo ninguna experiencia en negociar con grupos armados y esto es sobre todo la prerrogativa del coordinador; aquí sólo tenemos que pasar por las formalidades adecuadas indicando nuestra presencia. Sin embargo, esta visita se siente como los westerns de Hollywood. Somos recibidos por hombres uniformados, con aretes y dientes de oro, su humo de cigarrillo bloquea los rayos del sol, hablamos lenta y formalmente, cada uno a su vez, después de presentarnos. Luego nos escoltan a otro campo para hacernos saber que hay un entendimiento entre los grupos, que hay seguridad, que no debemos tener miedo que nos motive a irnos. 
 
No tenía nada que ocultar y no había palabras equivocadas siempre y cuando yo fuera honesto y directo 
 
El paseo de un campo al otro se hace en público, todo el mundo nos mira y me pregunto si esto no compromete nuestra neutralidad por estar caminando al lado de ellos, pero mi colega me dice que las personas entendieron que nos dirigíamos hacia el otro campamento, una señal de que no somos parte de un grupo u otro. 
 
Simple 
Somos calurosamente bienvenidos. La visita con el segundo grupo me parece aún más cinematográfica. “Hombre, es como estar en una película”, le digo discretamente a mi colega. 
 
“Totalmente”, responde, “Definitivamente he estado más relajado” 
 
La escena tiene lugar detrás de un gran edificio, bajo un árbol, con unas pocas sillas de plástico y personas, casi niños, sosteniendo armas y apoyándose contra una pared. Los dos generales, normalmente en oposición, se dan la mano durante mucho tiempo y mi colega centroafricano me dice: “Tenemos que mirar, eso es lo que esperan. Entonces, él vendrá y ni siquiera tendremos que hablar mucho” 
 
Así que observamos, él viene, hablamos poco y nos vamos. Simple. 
 
Un desvío 
Dos días después, dejaremos el pueblo después de una visita a la alcaldesa. Como de costumbre, es muy acogedora, agradece a MSF por estar allí cuando “todos los demás nos han abandonado”. Sin embargo, ella parece preocupada y nos invita a salir de la ciudad tomando un desvío porque “alguien nos está esperando en el camino y tenemos que encontrarnos con él.” 
 
Entiendo cómo nuestros principios son cruciales y se hacen tangibles en estas situaciones. 
 
Ya estamos listos en nuestras motocicletas. Intercambiamos miradas, pero cumplimos. Más adelante, los miembros de uno de los grupos armados están esperando. Detienen el convoy y nos piden que salgamos de nuestros vehículos, y que los sigamos hasta el patio trasero de una casa. Hay un gran silencio, pero nos mantenemos concentrados y atentos.  
 
La misma regla para todos 
Otro general nos está esperando. Se dirige a mi colega en sango, el idioma local de aquí. Mi colega responde directamente. El intercambio dura unos minutos y luego me dan la traducción: “Tú organizaste una reunión comunitaria y no nos invitaron. Sin embargo, también somos una comunidad y debemos estar presentes.” 
 
No sé qué decir. Aunque no lo digo en voz alta, la idea de grupos armados en nuestras reuniones comunitarias me molesta. Creo que las personas no se expresarán espontáneamente. Que comprometerá nuestra neutralidad. 
 
Afortunadamente, no necesito hablar. Mi colega centroafricano, experimentando, ya ha respondido: “Se le informó primero del contenido de esa reunión, pero si también quiere estar presente, entonces debe permanecer en ropa civil, sin uniformes militares. Sólo puede estar una presente una persona por grupo, y no debe haber armas, ni siquiera cerca del lugar, ni protección. Y también se puede invitar a un representante de otro grupo armado. La misma regla para todos.” 
 
“Obviamente. Conocemos bien las ONGs, respetaremos sus principios al pie de la letra”, respondió el general. Trato. Bien dicho. 
 
Neutralidad, imparcialidad, independencia 
Me imagino que con un poco más de experiencia me impresionará menos, me sentiré menos como si estuviera en una película. Por cierto, en la siguiente reunión, no llevaban ropa militar, habían puesto sus armas lejos y estaban fuera casi para el desayuno, sentados en chanclas con sus sillas. 
 
El discurso fue menos formal y finalmente, para no estresarse demasiado, me dije a mí mismo que también eran humanos y que mi razón de estar aquí, al igual que nuestros principios, eran claros y transparentes. No tenía nada que ocultar y no había palabras equivocadas mientras fuera honesto y directo. 
 
Me pregunto cómo es ser coordinador de proyectos en un contexto como la República Centroafricana, donde hay conflictos. Solía hacerme la misma pregunta en Puerto Príncipe, Haití, donde el coordinador de proyecto tenía que conversar diariamente con los líderes de pandillas. No puede ser fácil manejar todas estas negociaciones, pero entiendo cómo nuestros principios eran cruciales y se hacen tangibles en estas situaciones. 
 
Neutralidad, imparcialidad, independencia. Simple de explicar, no siempre fácil de cumplir, pero con un impacto inmediato para nuestros pacientes. 

6 de diciembre de 2025

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