TB-PRACTECAL: “Tomé menos pastillas en comparación con otros enfermos de tuberculosis”

©Con el régimen del ensayo clínico, su tratamiento duró solo 6 meses (un periodo de tiempo bastante corto en comparación con los regímenes estándar de TB DR de 20-24 meses). ©Victoria Gendina/MSF

Dilaram, de 34 años, no se lo podía creer cuando le diagnosticaron tuberculosis farmacorresistente. Pero al ser una de las primeras beneficiarias de un nuevo tratamiento más corto, pudo volver rápidamente al trabajo y con sus hijos.

“Al ser enfermera quirúrgica, solía hacerme revisiones médicas cada seis meses. Durante una de ellas, el radiólogo observó cambios en mis pulmones. Me mandaron hacerme una radiografía y me detectaron tuberculosis. Fue un verdadero estrés enterarme de que tenía tuberculosis. Sabía qué tipo de enfermedad era. Y no entendía cómo ni cuándo podía haberme infectado siendo yo misma una profesional sanitaria. No me lo podía creer y no dejaba de preguntarme: ¿Por qué no tenía ningún síntoma? No paraba de llorar. Cuando enfermé, mi hija mayor tenía cuatro años y la pequeña dos. Mi esposo me apoyó.

Una vez confirmado mi diagnóstico, informé a mis supervisores en el hospital. De repente, empezaron a culparme de haber engañado en la revisión médica anterior. Dijeron que había comprado la licencia médica. Aunque me hice más pruebas por iniciativa propia, hubo una discusión importante sobre mi caso en la reunión médica del equipo. No mencionaron mi nombre, pero aun así me sentí fatal.

Todo eso pertenece al pasado, y no tiene sentido recordarlo ahora… Pero fue una época difícil para mí.

 

Recibir un nuevo tratamiento

En la clínica, el médico me dijo que había un nuevo tratamiento que podría recibir como parte de un ensayo clínico llamado TB-PRACTECAL. Me lo explicaron todo y me dijeron que podría volver a trabajar como antes, así que tenía muchas ganas de ponerme con esta pauta de seis meses para completar mi tratamiento lo antes posible.

Aunque fui una de las primeras pacientes inscritas en el ensayo clínico TB-PRACTECAL en Nukus, creía que estos nuevos medicamentos serían útiles. Tomé las pastillas con pasión positiva y no tuve ningún efecto secundario, ni siquiera dolor de estómago.

Cuando estaba en el hospital, algunos pacientes tenían miedo de empezar su tratamiento, y yo contaba mi propia experiencia para apoyarles. Siempre les decía a los demás que estos nuevos medicamentos eran buenos y que necesitábamos tomar menos cantidad de pastillas en comparación con otros enfermos de tuberculosis. Y nunca me avergoncé de mi enfermedad.

 

Vuelta al trabajo

Tuve que dejar de trabajar mientras seguía el tratamiento. Una vez terminado, quería volver al trabajo. Todos los resultados de mis análisis eran buenos, pero supuse que aún podría representar un problema que me aceptaran de nuevo en mi puesto de trabajo en el hospital. Así que fui directamente a hablar con el director del hospital, que era nuevo y había llegado hacía poco de Tashkent. Le pregunté si me trasladarían a algún otro departamento donde no trabajara en contacto tan directo con los pacientes como en la Unidad de Cirugía.

Le dije que había padecido esta enfermedad, pero que los resultados de mis análisis eran buenos. Le dije que estaba dispuesta a cambiar de trabajo si era necesario, pero el director del hospital me contestó: “¿Por qué? Los resultados de tus análisis son buenos, puedes trabajar en la misma unidad”.

Tras mi recuperación, quería tener otro hijo. Quería quedarme embarazada, pero después de la enfermedad tenía miedo.

En las sesiones de apoyo psicológico en grupo había oído historias de mujeres que volvían a enfermar después de quedarse embarazadas. Pregunté a mis médicos si era seguro para mí tener otro hijo. Me dijeron que estaba bien y que podía quedarme embarazada. En 2020 tuve un hijo. Es un niño sano y tranquilo. Somos felices”.

7 de diciembre de 2025

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