Después del terremoto en las provincias de Khost y Paktika en Afganistán la noche del 21 al 22 de junio, Médicos Sin Fronteras (MSF) envió equipos de personal sanitario y logístico a las zonas más afectadas. Se cree que cientos de personas murieron, más de mil resultaron heridas y muchas casas fueron destruidas y dañadas.

En Bermal, provincia de Paktika, MSF ha abierto una clínica de ocho camas que funciona las 24 horas donde las y los pacientes son estabilizados hasta que puedan ser derivados para recibir atención adicional. La organización apoya también actividades ambulatorias y un consejero psicológico ha comenzado a brindar primeros auxilios psicológicos a la población sobreviviente. El sábado, un equipo quirúrgico y una partera salieron de Khost para reforzar al personal médico en las zonas afectadas.
MSF ha donado suministros médicos y tiendas de campaña a los centros de salud de Gayan y Bermal, y sus equipos trabajan para encontrar soluciones para garantizar agua potable y saneamiento adecuado a la población y los centros de salud.
“En los primeros días después de un terremoto, las lesiones traumáticas, como huesos rotos y heridas, son la mayor preocupación, pero ahora las preocupaciones de salud se están convirtiendo en deshidratación y diarrea causadas por la falta de agua potable”, dice José Mas, coordinador de emergencias de MSF.